domingo, 22 de marzo de 2020

La escuela en tiempos de crisis: Una búsqueda constante del equilibrio


Cualquier tipo de emergencia de carácter mundial paraliza actividades que son parte de nuestra rutina, muchas de las cuales involucran procesos importantes dentro de la vida de todos. Si hay un aspecto que se ha visto afectado notoriamente es el educativo. Por lo establecido en las medidas para los territorios de Chile, las escuelas deben permanecer sin estudiantes. Aquellas que siguen abiertas son atendidas por docentes o trabajadores de la educación en “turnos éticos” bajo la obligación de mantener los establecimientos abiertos. Esto implica que el proceso de enseñanza se ve interrumpido y se traslada de las aulas a los hogares. Son varias las preguntas que rondan en torno a esto ¿es realmente todo esto efectivo? ¿Los niños pueden aprender en sus casas o se hace sólo para mantenerlos ocupados? ¿Tendrá un impacto real, sea beneficioso o perjudicial, en cómo se retomen los procesos después de la pandemia? Al buscar respuesta, primero se debe contextualizar cómo se está llevando a cabo en nuestro país al menos en tres áreas: los medios, la cantidad de contenidos y la respuesta por parte de los estudiantes y apoderados.

En términos de medios, una docente de un colegio privado de la provincia de Quillota relata que se han basado en el uso de la entrega de contenidos a través de plataformas online: “Se suspendió el trabajo en la escuela. Ni los niños ni el personal asisten. Los trabajos se envían únicamente online a través de Google Classroom. Los planes para la próxima semana son partir con clases virtuales a través de Zoom y Skype.” Similar situación es contada por otra docente de un colegio en la Región de Los Lagos, quienes también funcionan con estas plataformas, pero a través de un acercamiento diferente en relación al manejo de estas plataformas: “Trabajamos de Sexto Básico a Cuarto Medio a través de Google Classroom, que permite ir retroalimentando rápido. En el caso de [Google] Classroom, es una plataforma que siempre se ha trabajado en clases y que desde Quinto Básico se les enseña en clases de Tecnología cómo usarla, para que luego puedan utilizarla en otras asignaturas.”

Sin embargo, este “milagro tecnológico” no está exento de complejidades. La docente explica que la situación ha sido más compleja para los estudiantes de Quinto básico y cursos menores ya que trabajan a través de Google Drive, plataforma a la que suben el material para que los padres puedan descargarlo. Ella menciona que en el caso de esos niveles “ni los niños ni sus papás saben utilizarlo, por ende nos complica usar esa plataforma. Sin embargo, estamos buscando alternativas que nos permitan llegar a ellos más fácilmente y retroalimentar lo que han hecho.” Considerando que el plan de emergencia propuesto por el Ministerio de Educación también usa los recursos en línea como medio de trabajo, la falta de conectividad y acceso a internet también juegan en contra. Un docente de la Región de Aysén nos indica que en su establecimiento están acatando ese plan, pero han debido buscar alternativas basados en que “no todas las familias tienen acceso a internet y/o mayoría de apoderados no pueden apoyar al 100% a los estudiantes en la asignatura.” Una de las alternativas que se está aplicando en varios establecimientos de Chile es la entrega de material físico (tales como guías y/o textos de estudio), algo que se contradice con las medidas de aislamiento y evitar aglomeraciones que se piden como forma de combatir la expansión del virus.

Cuando hablamos de cobertura, surgen dos interrogantes: ¿qué asignaturas? Y ¿cuánto contenido? La docente de Quillota nos cuenta que se ha elaborado un calendario en el que se cubren todas las asignaturas, asignando dos de ellas para cada día y sólo dos tareas por cada una, las cuales que consisten en repasos y ejercicios que puedan ser resueltos en línea. Por otro lado, la profesora de Los Lagos nos dice que en su establecimiento no se rigen por currículum lineal y prefieren volver a retomar los contenidos hasta que se note un aprendizaje significativo, por lo que la clave es la retroalimentación. Esto otorga la flexibilidad para enfocarse más en las habilidades que en los contenidos. Ella da como ejemplos las áreas de Ciencias e Historia donde “los trabajos que se dan estos días son netamente de investigación, que permitan aplicar, explorar, analizar, evaluar. En Lenguaje, los trabajos han sido netamente de comprensión lectora e involucran análisis profundo de los textos. Lo principal es que no dejemos de lado el apuntar siempre a las habilidades de orden superior y que no nos quedemos en el conocer e identificar.” Para organizarse, han dejado semanas dedicadas a asignaturas fuertes y otras en que se trabaja la contención emocional, la salud total del estudiante y las habilidades artísticas. No obstante, no todos los establecimientos lo ven así. De acuerdo al docente de Aysén, han dado este apoyo sólo a las asignaturas “más fuertes” como lo son Lenguaje y Matemática, práctica que se repite en colegios de varias regiones, como mencionan docentes de Maule, Valparaíso y Atacama.


La respuesta de los estudiantes y los apoderados sí ha causado sorpresa, tanto en el caso de Quillota como Los Lagos. Los estudiantes envían sus materiales para ser revisados y los desarrollan en su mayoría con el apoyo de sus apoderados. La experiencia vivida en Los Lagos es efectiva según la docente, ya que los apoderados “nos comentan que los niños han trabajado bien. A ellos principalmente les interesa 'mantener a los niños ocupados'. A algunos papás les complica porque siguen trabajando y llegan en la tarde a trabajar con los niños, pero todos han cumplido de una u otra manera y agradecen que el colegio se haga presente desde distintas aristas en esto.”

Pero, ¿hasta qué punto será sostenible este plan extraordinario? Se ha llegado a una paradójica visión de esta situación: por un lado, se apela al aprendizaje en casa para mantener el hilo pedagógico, pero se acusa también de sobrecarga académica al ser mucho lo que algunas escuelas quieren abarcar en un contexto ajeno al aula. Para ello se consultó a un psicólogo y una psicóloga que trabajan en establecimientos educacionales. Él establece que la sobrecarga, ya sea en contingencia o no, es perjudicial porque “no fomenta realmente un aprendizaje significativo para el estudiante. Lo hace por una obligación (que además es impuesta por el contexto escolar y por su familia) y no porque sea consciente de que eso le “servirá” para algo. Entonces la disposición con la que enfrenta al desarrollo es negativa y el aprendizaje es nulo.” La especialista agrega que lo recomendable es establecer “un horario para realizar las diferentes actividades en el hogar, incluyendo tareas, pero no se debe ser tan rígido en esto, ya que habrá días en que resulte y días en que no. Por lo tanto es imposible obtener la rigurosidad que hay en tiempos normales. Esto se suma a la confusión y estrés que provoca en todos la situación que estamos pasando.” La idea de que las tareas sean parte de una rutina es apoyada también por un docente chileno residente en Suecia quien, basado en lo ocurrido en el país nórdico, afirma que “lo mejor que pueden hacer los padres es generar rutinas con los hijos que están estudiando en casa; activar el sistema fisiológico. También respetar el horario de estudio, siestas e idas a dormir  para no desequilibrar la rutina. Comer sano y evitar el exceso de redes sociales.” Todo esto como parte de una rutina que se ajusta a la contingencia, pero que permite proyectarse a un pronto retorno a la normalidad.

Respecto al tipo de tareas, el especialista lo ve como “una oportunidad para que el niño pueda aprovechar los momentos con su núcleo familiar. Las tareas están bien, pero quizás enfocadas en otras áreas, valores, consejos una donde se pueda formar al estudiante no solo en lo cognitivo, sino también en lo emocional y moral.” En relación al tipo de tareas asignadas, la especialista agrega que “es recomendable enviar tareas que no impliquen demasiada guía de parte del profesor, recordando que muchos estudiantes tienen un entorno muy carente en distintos ámbitos por lo tanto no todos los padres, abuelos o tutores serán capaces de ayudar a los niños. Resulta bien actividades virtuales ya que los niños se manejan bien desde ahí, más que clases grabadas. Y con harto optimismo harán una actividad diaria.”

Finalmente, si esto tendrá algún impacto en los aprendizajes cuando se retome la normalidad es algo relativamente incierto. Por un lado, el especialista indica que puede afectar en razón de cómo el sistema mide los aprendizajes. Agrega que el o la estudiante “quedará con ‘vacíos’ que serán difícil de sopesar, y a futuro probablemente exista repitencia, falta de motivación para asistir al colegio, desinterés por aprender y un montón de consecuencias que pueden perjudicar su bienestar emocional y psicológica.” Por otro lado, la especialista cree que las claves para evitar esto es entregar las herramientas necesarias en el retorno. Ella establece que “es imposible pensar en llevar la escuela a la casa, pero se pueden hacer actividades simples más que nada para no perder el ritmo en leer, por ejemplo, y ojalá con algún tipo de enseñanza más profunda o valórica.” Agrega que en este aspecto se debe considerar la salud de las y los docentes, quienes también viven este período bajo incertidumbre y miedo: “Ellos no tienen que complicarse mucho por esto. Su labor sería informar a las familias u orientarlas en cómo usar lo ya disponible en internet, y tal vez estar disponible para aclarar dudas.”

Son muchas las incertidumbres que quedan, pero es finalmente el actuar diario lo que rige el desarrollo de este tipo de consignas, las cuales podrán sufrir alteraciones a medida que la situación se haga más compleja. Lo que sí es claro, considerando lo expuesto por los entrevistados y entrevistadas, es que organizar las prioridades dentro de un ambiente de emergencia es de suma importancia, ya que será la salud mental y el bienestar psicológico la primera necesidad a satisfacer, tanto en estudiantes y sus familias, como en docentes y la comunidad en general.

Gracias miles a los colegas y profesionales que contribuyeron a este artículo. Muchas, muchas gracias.

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