Cómo cada año, cinéfilos y cinéfilas alrededor del planeta nos preparamos para lo que es nuestra Copa del Mundo: los Premios de la Academia, o más conocidos cómo Oscars. Esta edición se vio enmarcada nuevamente en polémicas que apuntaron a la falta de diversidad étnica y de género, a la ausencia de reconocimiento a ciertas áreas técnicas (casting, por ejemplo) e incluso a la existencia misma de la ceremonia y las medidas desesperadas que toman las cadenas televisivas para mantener las audiencias durante la temporada de premios. La expectativas eran altas por parte de un público e industria cada vez más demandante. ¿Se cumplieron? Aquí vamos explicar las razones de por qué creo que sí.
Podría decirse que si ya pasó por eso, Martin Scorsese ya está curado de espanto. The Irishman iba con diez nominaciones y se llevó... ¿los aplausos? Mientras que los premios se repartieron casi de forma equitativa, la cinta del director de Taxi Driver se fue con las manos vacías. Lo peor, es que es la segunda vez que le pasa a una película de Scorsese, ya que en 2003 Gangs of New York corrió con la misma mala racha. Muchos culpan las fallas en las campañas de promoción, que aparentemente no fueron suficientes por parte de Netflix. Y hablando del estudio/streaming, sigo pensando en que la Academia aún tiene cierto recelo hacia la compañía. ¿Evidencia? Sigo sin entender que la débil Toy Story 4 ganara frente a la maravilla visual y narrativa que es Klaus. Para mi, la gran (y tal vez única) decepción de la noche. Las otras películas se llevaron lo esperado, sin mostrar mucha sorpresa en relación a lo que se dio durante toda la temporada.
En resumen, Parasite como Mejor Película marca un punto histórico para el cine y su reconocimiento a nivel mundial, abriendo oportunidades y rompiendo un ladrillo en un gran muro que separa culturas y pensamientos, dejando una luz que muestra al cine como un lenguaje universal (tal como siempre lo dijo Frank Capra) que nos hace darnos cuenta que los problemas que creemos únicos están presentes en todos lados, y que si los ponemos en pantalla para muchos, algún cambio puede surgir. Si queremos extraer una enseñanza de todo esto, es la que nos pide ampliar nuestros horizontes en lo que son películas. Muchos miembros de la Academia alegan no ver películas extranjeras por tener que leer subtítulos. No deben existir prejuicios ante los idiomas en el cine. Los subtítulos no deben ser una barrera, mucho menos los acentos (conozco personas que no ven películas argentinas porque "no soportan como hablan"). Tal vez se están perdiendo las mejores historias que conocerán. Historias como Parasite y muchas otras que pueden encantar, unir y sorprender, y tal vez, de paso, ganar el máximo trofeo del mundo del cine.
Re-encantar a los seguidores sin sobre-explotar la nostalgia
Las decisiones tomadas por las productoras Lynette Howell Taylor y Stephanie Allain fueron precisas y para nada excesivas. Fue valiente llevar a cabo la ceremonia nuevamente sin host y darle más poder en escena a los presentadores, quienes hicieron una labor bastante buena (a modo personal, destaco el trio Larson, Weaver y Gadot, y creo no ser el único que quiere verlas en una película juntas). El número musical de Janelle Monáe fue justo para iniciar y las interpretaciones de las canciones respetaron el producto en sí (destaco a Cynthia Erivo. Busquen su trabajo y disfruten). Mis discrepancias van hacia Billie Eilish (aclaro que pasa por mi gusto musical, en el cual ella no está) y la deuda saldada de Eminem, la cual no encajó mucho con la ceremonia en sí. Los detalles en la presentación de las categorías (especialmente las nominaciones a Mejor Banda Sonora y las de actuación) dieron valor al trabajo de cada nominado, tratando de buscar un margen de igualdad a cada persona que se desempeña en cine. No fue necesario volver a fórmulas ya probadas para restituir la atención al show, aunque los datos "importantes" sólo saldrán cuando se publiquen los índices de audiencia.
Para que alguien gane, otro debe perder (aunque sea 10 veces)
Podría decirse que si ya pasó por eso, Martin Scorsese ya está curado de espanto. The Irishman iba con diez nominaciones y se llevó... ¿los aplausos? Mientras que los premios se repartieron casi de forma equitativa, la cinta del director de Taxi Driver se fue con las manos vacías. Lo peor, es que es la segunda vez que le pasa a una película de Scorsese, ya que en 2003 Gangs of New York corrió con la misma mala racha. Muchos culpan las fallas en las campañas de promoción, que aparentemente no fueron suficientes por parte de Netflix. Y hablando del estudio/streaming, sigo pensando en que la Academia aún tiene cierto recelo hacia la compañía. ¿Evidencia? Sigo sin entender que la débil Toy Story 4 ganara frente a la maravilla visual y narrativa que es Klaus. Para mi, la gran (y tal vez única) decepción de la noche. Las otras películas se llevaron lo esperado, sin mostrar mucha sorpresa en relación a lo que se dio durante toda la temporada.El momento en que, de alguna forma, fuimos Surcoreanos
Comenzaré esta parte diciendo que mantengo lo que pienso: si juntamos antecedentes, perspectivas y datos de la temporada y los ciclos anteriores, dos películas eran las únicas que cumplían con el perfil completo de una merecedora del galardón de Mejor Película: Parasite y 1917. No quiero decir que las otras no lo merezcan (excepto Once Upon a Time in Hollywood) pero las dos ya mencionadas encapsulan las características: historia definida, aspectos técnicos intachables, actuaciones convincentes y llegada hacia el público. Yo personalmente aposté por 1917, pero me equivoqué y no me molesta: de alguna forma esperaba que mi pensamiento fuera errado ¿Por qué importó tanto que Parasite se llevará el máximo galardón? Son muchas las cartas jugadas en este triunfo. Primero, este hecho significa el quiebre de una barrera de supremacía estadounidense que vimos tantas veces relegar a películas extranjeras a categorías técnicas, las cuales tienen mucha importancia, pero a la vista del público, no pesan tanto como ganar el pez gordo. Segundo, deja en claro que los miembros de la academia están tratando de compensar años de segregación y campañas destructivas que llevaron al triunfo a películas que probablemente no lo merecían. Está claro que esto puede ser un lavado de imagen descomunal, pero debe transformarse en una práctica usual.
Existe también una relevancia social en que Parasite ganara, ya que es una historia transversal que muestra una realidad latente, inexistente a los ojos de muchos, y propuesta en un contexto real, creíble y crudo. La brecha social y económica está, y rara vez se muestra en ficción contemporánea. Es cosa de pensar en el título de la película y preguntarse ¿quiénes son los parásitos en nuestra sociedad? Finalmente, para todos los que vivimos en países de habla no inglesa, vemos que una buena película no tiene nacionalidad, y que el triunfo puede ser para el mundo, no sólo para aquello que representa al inglés como sinónimo de alta calidad. De alguna forma, todos esperamos que alguna película de nuestro país pueda llegar a ser mejor película, algo que un cineasta surcoreano nos mostró que es posible.
En resumen, Parasite como Mejor Película marca un punto histórico para el cine y su reconocimiento a nivel mundial, abriendo oportunidades y rompiendo un ladrillo en un gran muro que separa culturas y pensamientos, dejando una luz que muestra al cine como un lenguaje universal (tal como siempre lo dijo Frank Capra) que nos hace darnos cuenta que los problemas que creemos únicos están presentes en todos lados, y que si los ponemos en pantalla para muchos, algún cambio puede surgir. Si queremos extraer una enseñanza de todo esto, es la que nos pide ampliar nuestros horizontes en lo que son películas. Muchos miembros de la Academia alegan no ver películas extranjeras por tener que leer subtítulos. No deben existir prejuicios ante los idiomas en el cine. Los subtítulos no deben ser una barrera, mucho menos los acentos (conozco personas que no ven películas argentinas porque "no soportan como hablan"). Tal vez se están perdiendo las mejores historias que conocerán. Historias como Parasite y muchas otras que pueden encantar, unir y sorprender, y tal vez, de paso, ganar el máximo trofeo del mundo del cine.
Agradezco acá a todos quienes me siguen en esta instancia cada año. Saber que lo que hago como hobby sirve para alguien más es re importante y motiva para seguir haciéndolo. Todos ustedes saben quienes son.


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