Anoche, cuando faltaban 15 minutos para la medianoche, Canal 13 estrenó Helga y Flora. A modo de resumen, Helga y Flora es una serie de misterio y suspenso inspirada en las primeras mujeres que formaron parte de la Policía Fiscal (actual PDI) a mediados de la década de 1930. Las dos detectives, Helga (Amalia Kassai) y Flora (Catalina Saavedra) son enviadas a investigar un robo en la estancia Kerren, en el medio de la isla de Tierra del Fuego, a pedido personal de su terrateniente, Raymond Gamper (Alejandro Sieveking). Será allí donde una serie de sucesos y antecedentes desencadenen algo mayor al caso por el que iban ambas detectives. Esta serie estaba anunciada desde 2018, pero por razones desconocidas, Canal 13 la tuvo guardada hasta anoche ¿Sabían de su existencia? Probablemente no.
Otro caso: en el año 2017, Canal 13 Cable estrenaba una serie llamada Una Historia Necesaria, basada en las historias y testimonios de 16 casos sobre detenidos desaparecidos durante la Dictadura. Al año siguiente, la serie recibió un Premio Emmy Internacional a Mejor Serie en formato Corto. A los ojos de miembros de la comunidad internacional, la serie fue digna de destacarse. A ojos de una amplia mayoría de las y los chilenos… no se sabe, ya que probablemente nunca la han visto o ni siquiera han escuchado de ella.
Otro caso: en el año 2017, Canal 13 Cable estrenaba una serie llamada Una Historia Necesaria, basada en las historias y testimonios de 16 casos sobre detenidos desaparecidos durante la Dictadura. Al año siguiente, la serie recibió un Premio Emmy Internacional a Mejor Serie en formato Corto. A los ojos de miembros de la comunidad internacional, la serie fue digna de destacarse. A ojos de una amplia mayoría de las y los chilenos… no se sabe, ya que probablemente nunca la han visto o ni siquiera han escuchado de ella.
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| Equipo de Una Historia Necesaria recibiendo el Emmy en 2018 |
L
Financiar la producción de una
serie no es para nada fácil. Si no es por parte de una productora privada, sea
nacional o internacional, los realizadores deben recurrir a fondos públicos. De hecho, el Consejo Nacional de Televisión (CNTV) entrega anualmente
montos en dinero para ayudar a financiar producciones televisivas,
mayoritariamente de carácter documental y dramático. Lamentablemente, esto lo
hace a través de fondos concursables, es decir, los ganadores o los que más se
lo merezcan desde la perspectiva de los integrantes del Consejo obtendrán los
fondos para realizar sus proyectos. Por un lado, un buen incentivo de caridad;
por otro, un cementerio de proyectos audiovisuales que tal vez eran magníficos,
pero que nunca verán la luz. Conseguir fondos privados o internacionales
está lejos de ser sencillo, ya que sueles tener dos opciones: o vendes tu proyecto (a cambio de fondos, puede que
tengas que hacer aparecer alguna marca comercial cada cinco minutos) o tienes
los contactos suficientes para poder conseguir financiamiento (tener a los
Larraín de tu lado puede ser beneficioso).
| Zamudio: Perdidos en la Noche fue emitida por TVN en 2015 |
Si lograste financiarla, debes
conseguir el espacio donde emitirla, y obtener un horario ideal para llegar a
la mayor audiencia posible. Eso tampoco es fácil ya que al tener las
teleseries, los canales de TV no se muestran muy abiertos a sumar más
producciones dramáticas a su programación, y si lo hacen, le dan horarios que
poco motivan a la audiencia a verlas. Respecto a esto último, es cierto que en su
momento, por ejemplo, TVN otorgó horario prime
a algunas series como El Reemplazante,
o lo que hizo Canal 13 con Los 80,
pero aun así sus intentos quedaban en buenas intenciones. Por ejemplo, Los Archivos del Cardenal era
transmitida durante días de semana, pero pasadas las 11 de la noche. Bichos Raros obtuvo el horario después
de las noticias (22.30 aproximadamente), pero de un día sábado. Zamudio: Perdidos en la Noche corrió con
una mejor “suerte” al obtener como horario los domingos a las 22 horas. Aun así no posicionan producciones de alto nivel en el lugar que merecen. Pero
como en todo orden de cosas, lo que realmente vende es lo que prima, sin
importar su calidad (seamos sinceros: muchas teleseries y sus tramas subestiman
la inteligencia de las y los televidentes) y mientras los canales de televisión
no den un espacio importante a estas producciones, es difícil que estén al
alcance de la mayoría de las personas (también está claro que estas series
están disponibles en Internet, pero si hay algo que esta pandemia ha dejado en
claro, es lo limitado de la conectividad en este país).
La continuidad de la serie es el
último paso. Si es rentable, puede acceder a una próxima temporada. De lo
contrario, fuiste buena mientras duraste. Los realizadores y actores van en
busca de otros proyectos y cuando las posibilidades de una nueva temporada se
abren, tal vez ya es demasiado tarde. Es así como muchas series terminan
convirtiéndose en miniseries debido a que no se pueden producir nuevas
temporadas. Es cierto que existen excepciones (nuevamente Los 80) pero es lamentable que una serie no pueda subsistir por
diversas razones, más cuando las principales son falta de financiamiento o falta de interés.
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| Los 80 es una de las pocas series que ha durado varias temporadas. |
El mundo de las series puede ser
muy amplio, y en Chile tenemos material suficiente y variado para realizarlas (con
el respeto y la conciencia debida, no todas las series pueden ser relacionadas
a la Dictadura.) Este formato ha puesto a los realizadores en contextos
internacionales, y ha demostrado que la frase cliché “ni siquiera parece hecha en Chile” puede ir desapareciendo.
Las series nos han dado actuaciones magníficas que pueden consagrar a grandes
como Daniel Muñoz, Alfredo Castro, Amparo Noguera o Catalina Saavedra, así como
también descubrir nuevos talentos, como lo han sido Nicolás Rojas en Zamudio, Giannina Fruttero en Ramona o Sebastián Ayala en El Reemplazante. Y estos talentos no
sólo están frente a la pantalla: directores, cinematógrafos, diseñadores,
compositores y guionistas que pueden superar las expectativas y mostrar que son
iguales o mejores a esos “estándares internacionales” que tan erróneamente
hemos puesto.
| Amalia Kassai, Alejandro Sieveking y Catalina Saavedra en Helga y Flora |
Lo mostrado anoche por Helga y Flora es muestra de todo eso. La calidad del primer episodio se
evidencia de principio a fin. Actuaciones impecables, fotografía maravillosa,
locaciones y ambientación muy bien logradas, música original e incluso un opening que te captura de forma
inmediata (nada que envidiar a HBO o Netflix). El ver una producción de tal
nivel fue una experiencia satisfactoria, pero también trajo todos esos pensamientos
a mi mente: La frustración de no ver el trabajo concretado, ya que es probable
que Alejandro Sieveking no pudo ver el producto finalizado, y se convierte en
un proyecto póstumo tanto para él como para Ernesto Gutiérrez, otro actor de la
serie fallecido este año. La frustración ante el centralismo que aún está
latente, ya que la serie se desarrolla y fue grabada totalmente en Magallanes.
¿A qué hora tuvieron acceso a verla las personas de esta región? Casi a la una
de la madrugada. Todo esto termina siendo una pena, tal como menciona la misma Catalina Saavedra en una entrevista, pero por sobre todo, una falta de respeto
hacia los realizadores, los artistas y la audiencia.
Al leer comentarios hoy, muchos ya
anticipan querer una segunda temporada. También pienso en lo mencionado
anteriormente de series que se vuelven miniseries por falta de fondos. ¿Es ese
el futuro que le espera a Helga y Flora?
Si me baso en la impresión causada por el primer episodio, espero que no sea
así. Sería genial ver a las dos detectives resolviendo casos en otros lugares y
otros tiempos de nuestro Chile. Si queremos que eso sea posible, hay que dar
valor a la producción local, respeto a los realizadores nacionales y darse
cuenta de la calidad de material que hay a lo largo de todo Chile para ser
trabajado ampliamente en diferentes géneros y estilos. Este valor debe venir desde todos los
estratos, desde los que financian hasta los que ven las series. El producto extranjero
no es garantía de calidad, algo difícil de entender, pero seamos realistas al pensar que esa idea es algo que como sociedad debemos limitar, y pensar que en general hay algo que nos debemos a nosotros mismos y les
debemos a nuestros artistas: apreciación a la propia cultura. Queda mucho por
avanzar, pero por ahora dejemos en claro que Helga y Flora representa una vez más que la calidad puede partir en
casa.



